Magdalena, algo polvoriento con su vara florecida, sin aroma y su Divino Niño en brazos...
Pasaba yo y le veia sin verle, alli y otras miles de veces, representado en
esas enormes estatuas de tonos opacos y monótonos...
A él y a toda la corte de santos que desfilaron durante cientos de visitas a otras tantas iglesias, solo lograba ver la arcilla o piedra o madera inerte de la que estaban hechas...
Y sucedió entonces un día !... un día del 2014, en una conferencia emocionada, erudita... erudita de términos a veces mal hilados... pero del Espíritu Santo inspirados:
Luís Omar Restrepo nos hablaba, a mi y a muchas otras personas, que abstraidas y anhelantes le escuchábamos.... y en sus temas siempre su Santo Patrono San José...
cuando de pronto y sin creerlo ni preverlo, ante los ojos de mi alma, aquella estatua, y con ella todas las que le representaban, se tornó luminosa, clara, nítida, viva y amorosa !
ES San José ! El Espíritu Santo se lo representó vivo a mi alma !...
Irene Michaels González
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